Estoy llena de alegría por estrenarme en este mes escribiendo unas líneas para Yoyorama. Y es que diciembre es un mes lleno de ilusiones, mesas que se llenan de familiares, amigos y momentos para compartir.

Las fiestas navideñas se aproximan, una época llena de magia, ilusión, reflexión, buenos deseos y propósitos para el próximo año.

Tenemos que reconocer que nos guste más o menos esta época del año, las navidades con pequeños en casa tienen un aura especial.

Los niños son seres maravillosos llenos de luz que consiguen sacar lo mejor de nosotros y siempre nos hacen ser mejores personas, volver a ilusionarnos, emocionarnos con las pequeñas cosas y en navidad, contagiarnos de su ilusión, fantasía y magia.

Una navidad menos consumista es posible

Esta navidad va a ser diferente. Después de todo lo que hemos pasado y nos hemos perdido a causa de la pandemia, ha llegado el momento de reencontrarnos con nuestros seres queridos, de volver a reunirnos alrededor de una mesa, siempre con precaución, para disfrutar de la familia, de los amigos, de nuestros seres queridos…

Pero no por ello debemos volver a las viejas costumbres y caer en el consumismo.

Llevamos ya muchas semanas en las que los medios de comunicación nos hablan de escasez de recursos, de falta de existencias de productos, incluso de una huelga de transportistas. Noticias que nos alarman y nos sugieren que adelantemos las compras navideñas para que nuestros hijos no se queden sin esos regalos que tanto desean y han escrito en sus cartas a Papá Noel o los Reyes Magos.

Y está bien ser precavidos, pero debemos intentar controlar nuestros impulsos consumistas, que siempre desde nuestros mejores deseos, hacen que nuestro árbol de navidad acabe repleto de regalos, pasando algunos de ellos inadvertidos para nuestros hijos.

Como adultos, debemos reflexionar ante esta situación que año tras año se repite en la mayoría de los hogares, pensar qué necesitan realmente nuestros hijos y cómo podemos hacerlos felices.

Debemos modelar con nuestro ejemplo

Vivimos en una sociedad muy consumista que no nos ayuda a la hora de tomar la decisión de comprar con coherencia y conciencia. Como ya he mencionado antes, actuamos siempre con la mejor de nuestras intenciones, queriendo darles lo mejor a nuestros hijos, todo aquello que deseen y nosotros les podamos ofrecer, o quizás por compensar la falta de tiempo de calidad y cantidad con ellos por la vida tan ajetreada y repleta de obligaciones que llevamos la mayoría de nosotros.

La realidad es que da igual el motivo y no pretendo hacerte sentir culpable con mis palabras, pero es importante que seamos conscientes de que si queremos que nuestros hijos valoren lo que tienen y no se conviertan en niños consumistas, tenemos que predicar con el ejemplo.

-La raíz de un niño consumista está en el hogar-.

Es fundamental que entendamos que los primeros agentes educativos de los niños somos sus padres, sus personas de referencia. Si quieres educar a tus hijos en el consumo responsable, debemos guiarlos, acompañarlos, enseñarles a gestionar esos sentimientos de frustración cuando no pueden conseguir lo que desean, que aprendan a valorar el esfuerzo y entiendan que no todo se puede tener. Con nuestras acciones enseñamos a los niños cómo pueden afrontar todas las situaciones, retos, dificultades y experiencias de la vida.

Somos su ejemplo en todo momento, y aunque pienses que en muchas ocasiones no nos escuchan, siempre nos observan.

La clave para encontrar el regalo perfecto

 Es fundamental que regalemos a los niños en función de sus edades, sus necesidades y sobre todo, de lo que desean. No existen reglas fijas para acertar a la hora de comprar un juguete a nuestros hijos. Todo depende de su momento evolutivo, su edad, su madurez, sus gustos, pero no porque el fabricante nos diga que un juego es para un niño de dos años significa que será el juego perfecto para nuestro hijo.

La clave para acertar con ese regalo, es la observación.

Tenemos miedo a que nuestros hijos no valoren los juguetes y ante esto, también tenemos nuestra parte de responsabilidad. En muchas ocasiones, cometemos el error de comprar los regalos en función de lo que a nosotros nos gustaba en nuestra infancia y te llevas la desilusión de que al peque no le gusta. Esto nos lleva a sacar conclusiones del tipo “esto nos pasa por comprarle tantas cosas” “lo estamos malcriando” “es un desagradecido”…

Probablemente sea mucho más sencillo que todo esto y el problema simplemente sea que en este momento no le interesa, por lo que no jugará con ese juguete que, con tanta ilusión, le hemos comprado y dejado bajo el árbol de Navidad.

Valorando y respetando sus deseos, sus gustos, sus intereses y sus necesidades, tenemos el éxito asegurado.

El número de regalos ideal para nuestros hijos

 Hoy en día, el consumismo es una de las mayores preocupaciones de las familias. Queremos que los niños se conviertan en adultos responsables, coherentes, que no piensen que pueden tenerlo todo con tan solo desearlo, sin límites. Al mismo tiempo queremos lo mejor para ellos, por lo que nos resulta difícil encontrar el equilibrio.

Me gustaría aclarar que no hay normas fijas en cuanto al tema del número de regalos idóneo para los niños. Cada familia tiene sus límites, normas y tradiciones por lo que al final consiste en ser conscientes y regalar con sentido común, que curiosamente suele ser el menos común de los sentidos.

La famosa regla de los 4 regalos

 Desde hace varios años se está promoviendo por redes sociales la regla de los cuatro regalos, que por si aún no has oído hablar de ella, consiste en que cada uno de los miembros de la familia, ya sean niños o adultos, encuentren cuatro regalos bajo el árbol de navidad.

Estos regalos se clasifican en los siguientes 4 grupos:

  1. ALGO QUE DESEEN

  2. UNA COSA QUE NECESITEN

  3. ROPA

  4. ALGO PARA LEER

Creo que es muy buena opción, y aunque no hay que agobiarse con el tema ni ser tan rígido, porque cada familia tendrá su situación particular y preferencias a la hora de regalar, es un muy buen punto de partida para orientarnos a la hora de preparar la carta de Papá Noel o sus majestades los Reyes Magos.

Personalmente, me gusta añadir a esta regla de los cuatro regalos un quinto, que consiste, ni mas ni menos que en una experiencia, algo que posiblemente recuerden por ser momentos únicos y especiales que viviremos juntos, en familia. Y esos momentos sabemos que quedan grabados en la mente y en el corazón.

Regalar experiencias y tiempo en familia es algo muy especial y que siempre viene muy bien a todos para disfrutar de tiempo juntos y reforzar los vínculos entre los miembros de la familia.

Hay multitud de opciones, una excursión a la montaña, un teatro, un concierto, visitar un museo, un día en un parque de atracciones… Muchísimos planes con los que podemos pasar un gran día en familia y dar forma a esos momentos que, como ya he dicho, quedarán grabados en la cabeza y en el corazón de nuestros hijos. Y también podemos dejarlos bajo el árbol en forma de tarjeta o dibujo personalizado, entradas, carteles, con un poquito de creatividad podemos preparar un regalo muy bonito.

Estamos acostumbrados a asociar el hacer un regalo con cosas materiales y sin embargo, son esos momentos especiales con nuestros seres queridos los que de verdad nos nutren y nos llenan de valores.

Tenemos la creencia de que los regalos materiales son el principal motivo de felicidad de los niños en estas fechas, pero estamos muy equivocados. Nuestros pequeños lo que realmente desean es disfrutar de tiempo junto a nosotros.

«Las principales causas de felicidad de los niños, y también de los adultos, están relacionadas con pertenecer, contribuir, sentirnos queridos, valorados y amados».

 

Estoy segura que tienes grabados en tu memoria esos momentos en familia contando historias acurrucados junto a la chimenea, esas sobremesas jugando a las cartas o juegos de mesa con los abuelos, o quizás esas tardes de merienda cantando villancicos con los primos… Las principales causas de felicidad de los niños, y también de los adultos, están relacionadas con pertenecer, contribuir, sentirnos queridos, valorados y amados. Estamos ante una época maravillosa para disfrutar con nuestros hijos, para mirar a través de sus ojos llenos de ilusión, contagiarnos con su magia y aprovechar el tiempo en familia cargado de valores y de amor.

La Navidad gira en torno al nacimiento de un niño, algo que nos hace mucha ilusión a todos. De ahí viene la tradición de regalar, pero es importante e interesante que hagamos un poco de reflexión personal sobre el consumo responsable, los valores a la hora de elegir un juego o juguete, qué regalamos, cuánto y cómo lo hacemos.

Estamos ante el reto de conseguir que nuestros hijos se sientan regalados, sentidos, queridos, y que perciban todos esos valores que hay tras cada uno de los regalos que encontrarán bajo el árbol.

Te animo a intentarlo y afrontar esta nueva navidad con mucho sentido común, coherencia y responsabilidad.

Recuerda que para cualquier duda o consulta que tengas puedes encontrarme en educarencalma.com y a través de las redes sociales en @educarencalma.

Te deseo unas felices fiestas y que disfrutes de esta época cargada de ilusión con las personas que más quieres del mundo.

Elisa Molina es coach de familia, especialista en comportamient00o infantil, comunicación eficaz y conexión familiar. Es la fundadora de Educar en Calma, donde podrás acceder a muchísimo contenido que te ayudará a educar a tu pequeño con libertad y responsabilidad, aliento, conexión, dignidad y ese amor incondicional que ya sientes por él. Accede a sus podcast, cursos y talleres, y descubre cómo la neurociencia puede ayudarte a educar mejor y disfrutar mientras educas a tus hijos con cabeza y corazón.

info@educarencalma.com

www.educarencalma.com