Mi sábado cualquiera en la ciudad
Mi sábado cualquiera suele comenzar como tarde a las 7.30am con el pío pío de un animal pequeño allí a lo lejos de mi cama: MAMÁ, MAMÁ, MAMÁ, MAMÁ.
A las 8am, después de haber apurado al máximo el tiempo en posición horizontal con el baby dentro del nido, mi sábado empieza su actividad real.
Una, dos y…TRES!!! ARRIBA!!! Corro al espacio que llamamos cocina en la buhardilla en la que vivimos los componentes de esta familia: RAFAELA (la baby), Mario (el perro) y yo. Allí, todo lo rápido que puedo, preparo el biberón con la izquierda y mi café con leche con la derecha.
Mi primera reflexión del sábado es siempre la misma: ojalá tuviera otra mano más. Pobre Mario, siempre acaba siendo el último. Así que allá voy, pienso y agua para Mario.
Aquí llega uno de los grandes momentos del día: Elegir al artista que va a poner ritmo a este rato antes de salir de casa mientras terminamos todos nuestros quehaceres matutinos. Hoy, como es un sábado cualquiera, elijo a… WHITNEY HOUSTON!!!! ¿Y por qué?. Fácil. Ayer vi el documental de su vida y me apetecía volver a escuchar
I AM EVERY WOMAN…
Segunda reflexión: Creo que Whitney nunca tuvo un comienzo de sábado como éste y yo habré repetido la misma ceremonia como… unas 70 veces hasta hoy. Wow, qué fuerte!.
Hoy toca ir al mercado a comprar verduras y parar en el puesto nuevo de quesos que han abierto en el que me podría pasar lo que queda del día.
Una cosa tengo clara. Somos una familia con suerte!!!. Hoy hay un buen cuentacuentos en la plaza central del mercado que ha sido organizado por el puesto de librería que abrieron hace poco más de un año. Así que nos quedamos un rato porque veo que mi pequeña se queda absolutamente embobada y se sienta en el suelo de hormigón al lado de unos 25 ejemplares más de su misma especie.
Tercera reflexión: me gusta que los libros salgan fuera de casa y que tengan patas hasta para llegar a un mercado.
De repente, me llama Juan que me acaba de ver entrar por la calle Tribulete y se apunta a seguir de ruta por el mercado con nosotras. Allí mismo decidimos que podríamos coger las bicis e ir a Matadero porque hoy hay Mercado del Diseño y eso sí es un planazo de sábado.
Dicho y hecho: bicis, Mario, y los tres que ya estábamos de ruta, nos vamos hacia Matadero.
Después de llegar, comer, deambular, reír, correr y sobre todo disfrutar del DISEÑO, tomamos la ruta hacia casa, que ya es hora.
Esa es mi cuarta reflexión: ¡YA ERA HORA!.
Sobre las 19.30 llegamos a casa justo para preparar baño y cenas varias para los tres que vivimos en esa pequeña buhardilla del centro de la ciudad.
Rafaela me pide que le lea su libro nuevo que compramos por la mañana en la librería del mercado (Cómo esconder un León, se llama el libro) y se queda dormida tocando a Mario y apoyada en mí.
El día va llegando a su fin con una copa de Habla el Silencio y Borg/McEnroe, la película, en la pantalla del salón.
Y termina SIN REFLEXIÓN y con ganas de que llegue el sábado 71 de esta vida que empezó hace un año y medio.
Ana Barcelona