No quiero hablar de cómo criar, no quiero hablar de las claves de la comunicación respetuosa, no quiero hablar de coeducar, ni de trucos para no castigar o chantajear.

Porque todo eso es super importante, pero considero que todas y cada una de ellas se deben sostener sobre estos tres pilares. No hay que saber ser madre, se aprende día a día. Se aprende metiendo la pata, fiándonos de nuestro instinto, prestando atención a nuestros hijos.

Cambiar algo que acostumbrabas a hacer con tu hijo no te resta credibilidad, muestra que eres capaz de salir de tu zona de confort por el bien de tu familia.

Dar por hecho que por ser mujer y tener un hijo las cosas te deben salir naturales lo único que hace es favorecer el sentimiento de culpa, tan injusto y poco realista. A todo en esta vida se aprende practicando, y maternar no iba a ser menos.

Que otros opinen no implica que tengan razón y esta frase hay que tatuársela en el corazón, porque mucha gente (a la que importas y a la que no) dará su opinión sobre vuestras decisiones o acciones.

Y son eso, opiniones.

Las decisiones que tomes para con tus hijos deberás basarlas en tu realidad, en vuestras necesidades y en aquello que tú, de forma libre, has decidido que es lo mejor para la familia.

Porque las metodologías educativas avanzan, las teorías cambian y surgen muchas novedades y los niños que criamos hoy tienen una realidad distinta a aquellos que fueron criados en generaciones anteriores. ¿Cómo no va a ser relevante tu decisión si todo lo eliges pensando en lo mejor para tus hijos?

Quejarse no implica ser peor madre y, de hecho, quejarse es el inicio de la mejora.

Cuando nos quejamos damos pie a buscar soluciones o ayuda, damos pie a que otras personas intervengan y nos echen un cable.

Porque hay momentos de la maternidad que no molan nada, y no por ello hay que sufrirlas en silencio.

Normalizar que no todo es maravilloso y compartirlo con otras personas nos ayudará a disfrutar de verdad la maternidad, sin tabúes ni complejos. Y siempre, todo lo que tenga que ver con la crianza, que esté basado en la paciencia, la constancia, el ejemplo y el amor.

Sara Noguera de Kimudi