Decir a los niños lo que hacen bien es igual de importante que corregirles lo que hacen mal. Muchas veces nos sentimos con la obligación de castigar y regañar,  pero recordarles lo bueno que hacen es igual de crucial.

Los niños son muy sensibles y mucho de lo que les ocurre de pequeños les marcará para toda la vida. Ya os hemos hablado de hasta qué punto podemos ser permisivos con los niños, pero ¿hasta qué dónde debemos reconocer sus logros? Muchas veces hacerles demasiados halagos puede ser negativo para su desarrollo, pero también es muy sano reconocer sus capacidades personales. Es una forma de que ellos se vayan conociendo y de que aprovechen sus virtudes.

¿En qué destacan?

Encontrar lo que se nos da bien a cada uno, en lo que destacamos, es fundamental para poder fortalecerlo y hacer un buen uso de ello. Todos tenemos virtudes y estamos seguros de que vuestros hijos tienen muchas. No se trata de felicitarles cada dos por tres, sino de acompañarles en el proceso de descubrir cuáles son sus cualidades personales y cómo hacer para reforzarlas. Identificar que es lo suyo les hará conocerse mejor y tener una opinión más crítica también de ellos mismos.

La importancia de reconocer las buenas acciones de los niños

Felicitarles por las pequeñas cosas

Cuando son pequeños, hay que felicitarles sus primeros logros. La primera vez que consiguen lavarse las manos antes de comer, hacer pis solos, o portarse bien en un restaurante, por ejemplo. Para ellos es importante ya que demuestran con este tipo de actos que se están haciendo mayores y que cada vez pueden asumir más responsabilidades. Es la forma de animarles a que sigan con este tipo de comportamientos, así ven que valoráis sus pequeños esfuerzos.

Los halagos

Los halagos con muchas veces la forma que tenemos de decirnos «Te quiero». Los niños necesitan mucho cariño y proximidad, por lo que los elogios son realmente fundamentales para ellos. Como todo, no se debe hacer en exceso ya que esto quitaría valor al resto de veces que reciben cumplidos. Lo recomendable es hacerlo de forma relativamente habitual, pero teniendo cuidado y fijándonos de que no los expresemos por rutina, sino porque de verdad ha habido una mejora o un esfuerzo muy grande tras una acción determinada. 

La espontaneidad

La clave es ser espontáneo. Nuestros hijos nos sorprenden en muchísimas ocasiones y está bien que lo sepan. Todas esas veces en las que sientes orgullo y quieres reconocer su esfuerzo, lo mejor que se puede hacer es expresarlo. Los mensajes que  mandamos desde el corazón son los que más les ayudarán a crecer como personas y a mejorar su autoestima.