Toca darle la importancia a la risoterapia en familia

Nunca nos paramos a pensar cuantas veces nos reímos en un día, ¿y tus hijos? Circula por ahí la leyenda de que los niños ríen unas 300 veces diarias, mientras que los adultos solo unas veinte. El sentido del humor es una buena forma de encarar la vida y los problemas, de hecho el sentido del humor tiene un efecto transformador en la crianza de los niños. Por ello, debemos saber cuando nace y cómo educarlo. Compartimos contigo varias claves para entender el porqué de esa importancia de la risoterapia en familia.

Como todos conocemos, la risa tiene múltiples beneficios estudiados y demostrados científicamente: Activa la secreción de endorfinas, mejora el estado de ánimo en general, tiene beneficios a nivel cardiaco, mejora el funcionamiento inmunológico del organismo, nos hace más sociables… Y en el ámbito familiar nos ayuda a enfrentarnos a los conflictos, damos ejemplo a los hijos, nos ayuda a pasar un tiempo de calidad con ellos…

Cuándo nace el sentido del humor

Pero para entender estas virtudes del humor hay que empezar por el principio, ¿Cuándo nace el sentido del humor? Desde los primeros meses de vida los bebés expresan de manera espontánea las diversas emociones, entre ellas la alegría y la risa. Y somos nosotros, los padres, quienes debemos potenciar esa actitud, con diversos juegos como las cosquillas o haciendo el mític “cucú-tras” al taparnos y destaparnos el rostro,.

El humor verbal aparece a los tres años, cuando el niño empieza a introducirse en la etapa del habla. En cada una de éstas hay que seguir desarrollando y manteniendo el humor de los pequeños para asegurar que lo sigan haciendo en la adolescencia y en la edad adulta.

La importancia de la risoterapia en familia

La eficacia de la risa

El humor no todas las veces es bueno y sano, por eso hay que saber llevar la risoterapia por el camino más eficaz. Saber educar el sentido del humor es uno de los pasos más importantes, por no decir el paso clave en este proceso. Ese humor que eduques será el humor que adquiera tu hijo. Por ello, hay que saber poner en práctica una serie de actividades que ayuden a acrecentar el buen humor con técnicas como utilizar una fina ironía, inventar juntos historias divertidas, practicar deporte al aire libre, saltar sobre la cama…

A la hora de atacar este punto, es también muy importante aprender a reírse de uno mismo. Así podréis comprobar lo positivo y divertido de la risa y del buen humor de manera pura, y con ello, aprender a respetar a los demás y ser integrado de manera sana en un grupo. Hay que inculcarles que para divertirse no es necesario reírse de otra persona, a esto es lo que denominaos un mal humor.

Tener un buen humor no es difícil ¡Inténtalo! Como decía mi abuela: “La risa es un tranquilizante sin efectos secundarios”.

Alexandra Jiménez.