Muchos profesionales apuestan por un verano lleno de juegos y vacío de estudios para compensar lo que los pequeños han perdido durante estos meses
Era sonar la campana del cole el último día de clase antes del verano y empezar a sentir una libertad máxima. Una libertad que no se sentía de otro forma ni en otro momento y que probablemente por lo especial que es no sea equiparable a ningún otro momento. Eso sí… no había vacaciones en las que mamá o papá se encargaran de comprarnos el clásico cuadernito para «entretenernos» haciendo deberes. Pues este verano nada de estudios.
Al menos esa es la propuesta de multitud de profesionales, que apuestan porque los niños compensen todos estos meses raros y de encierros con un verano libre de responsabilidades y en el que solo piensen en disfrutar, correr, cansarse, reír…
En lugar de lecciones extra para no perder el ritmo, asociaciones como PlayFirstUK, compuesta por especialistas, educadores y psicólogos, propone (incluso le ha pedido al Gobierno de Gran Bretaña) que deben alentar a que los pequeños pasen el máximo tiempo posible al aire libre y volver a activarse físicamente.
Nuestra psicóloga de cabecera lo ha comentado en alguna ocasión y quizás tengas algún caso cerca, pero los confinamientos y esta vida extraña que llevamos últimamente ha puesto en jaque a muchos pequeños que han experimentado muchos cambios de humor, comportamiento…
Los expertos dicen que «los niños, los maestros y los padres/madres necesitan tiempo y espacio para recuperarse del estrés que este tiempo les ha impuesto. Como parte de un proceso de recuperación más amplio, se debe alentar y apoyar a los niños para que pasen tiempo al aire libre, jueguen con otros niños y sean físicamente activos».
Los motivos son bastante claros. Además de volver a lo de antes, a mover las piernas cuando hacía falta y reconectar con otros pequeños, es importante «la conexión social y el juego ya que ofrecen innumerables oportunidades de aprendizaje y se asocian positivamente con el logro académico y la alfabetización de los niños».
Mens sana in corpore sano
La propuesta es bastante clara: Mens sana in corpore sano. Se trata de que los más pequeños estén bien por fuera y por dentro.
Helen Dodd, profesora de psicología infantil en la Universidad de Reading insiste en la necesidad de que apostemos por «la salud psicológica de los niños por y su derecho a jugar y divertirse con sus amigos».
El sistema educativo es realmente complejo. No es sencillo ni escoger el mejor colegio donde llevar a los pequeños, por lo que hacer frente a una situación desconocida como la de la pandemia de Coronavirus es un reto mayúsculo para grandes y pequeños. Si no lo hacemos bien, madres/padres y colegios, corremos el riesgo de empujar a los niños a un entorno educativo que podría causar más daños en su salud mental y en su desarrollo: «Nuestros hijos han perdido bastante durante el año pasado, se merecen un verano lleno de juegos».