Los padres que no se disculpan crían hijos a los que les cuesta pedir perdón. A veces es complicado admitir que hemos cometido un error con nuestros hijos, pero es fundamental hacerlo.

Los padres, por mucho que se pidan perdón mutuamente, a menudo se resisten a hacerlo con sus hijos. Las disculpas, después de todo, pueden erosionar la autoridad, y enmendarlas mediante regalos produce resultados más consistentes. Pero hay una razón práctica para mostrar remordimientos: los padres que no se disculpan crían hijos que no se disculpan.

Somos ejemplo

Ese aprendizaje se mantiene, incluso si un padre insiste constantemente en que su hijo se disculpe con sus hermanos o con un amigo. Un padre que no se disculpa muestra con su ejemplo que pedir perdón hace que una persona pierda su estatus o su prestigio. Los niños, a su vez, aprenden que «pedir perdón» no es algo malo.

El error de no disculparse con tus hijos

Todo un mundo

Cuando tenemos muchas cosas en nuestra cabeza es fácil que otras importantes para nuestros hijos se nos olviden. A medida que un niño crece, los pequeños desaires, como un cambio de planes o una promesa olvidada, se consideran una traición en toda regla.  Algunos niños reaccionan de forma exagerada, y es importante ponerles freno, pero un niño enfadado probablemente no esté mostrando signos de estar «malcriado», sino sólo síntomas de desarrollo neurológico.

¿Cuándo hacerlo?

Los padres pueden iniciar esta tendencia ya en la primera infancia. Para los de dos y tres años, las barreras de comunicación presentan instancias naturales para el conflicto. Cuando un niño se esfuerza por mostrar a sus padres lo que quiere, es fácil que un adulto se frustre al tratar de atender los deseos del niño. Poco a poco, pedir perdón cuando sentimos que hemos cometido un error se convertirá en rutina.

Normalizarlo

La disculpa se convierte en una cortesía normalizada. Se convierte en un reconocimiento de que se ha pasado algo por alto y que eso está totalmente bien porque la gente no es perfecta. En ese entorno, la imperfección y la cortesía no están reñidas. Tampoco lo están el conflicto y el amor.