Analizamos uno de los grandes mito o realidad relacionados con el deporte y la nutrición infantil ¿Retrasa el crecimiento el entrenamiento en niños?
Cuando hablamos de entrenamiento en niños una gran parte de la población asocia de manera instintiva este concepto a más perjuicios que beneficios para nuestros pequeños, pero ¿Es así? ¿Mito o realidad? ¿Hay algo de cierto en la creencia de que el entrenamiento retrasa el crecimiento de los niños? Vamos a verlo.
Para comprender el origen de la creencia y ponernos en situación, vamos a explicar de dónde surge todo esto. Hace más de 50 años se realizó un estudio en Asia, en el que se analizaban a varios niños que trabajaban bastantes horas al día en fábricas moviendo además cargas pesadas. De este estudio sacaron la conclusión de que estos niños no sólo no eran más fuertes, sino que además presentaban una estatura baja y problemas en el desarrollo y crecimiento.
Lo que no se tuvo en cuenta en este estudio fue algo tan determinante y vital como la alimentación. Se dio por hecho que la falta de crecimiento se debía a las largas horas de trabajo con peso, pero a nadie se le ocurrió pensar en la nutrición de los niños que, desde luego, no era ni de lejos la correcta.
A día de hoy se sigue asociando entrenamiento en niños a baja estatura o peor desarrollo, pero debemos aclarar aquí y ahora que se trata de un mito. El entrenamiento de fuerza ha demostrado tener beneficios no sólo en individuos adultos, sino también en edades tempranas. Niños que entrenan desde pequeños se traducen en adultos más sanos, con menor riesgo de lesiones y menor incidencia de enfermedades, articulaciones más fuertes y mejor desempeño neuronal y por tanto escolar.
Si te da miedo que tus hijos puedan convertirse en una especie de mini Hulk, no te preocupes, hormonalmente en edades tempranas el cuerpo no responde de la misma manera que durante la pubertad o los 20`s, sin embargo el desarrollo de la fuerza si se producirá, lo que se traduce en niños más sanos y funcionales. Además también aumentará la densidad ósea, previniendo posibles fracturas o enfermedades degenerativas en el futuro.
En esta temprana edad también podemos encontrar algún tipo de complicación con la alimentación de los más pequeños. El ejercicio físico hará que aumenten su apetito y respondan mejor a la comida que en condiciones normales. Otro de los factores que se ven beneficiados por la práctica de actividad física es el descanso. Los niños que siguen rutinas de ejercicio tienen un mejor horario, con más horas de sueño y mayor facilidad para conciliarlo… Seguro que algo te suena.
En definitiva, si tus peques no practican ningún tipo de deporte estaría bien que les animaras a ello, ya que no sólo está en juego su salud actual, sino también la de su yo futuro.