Entrevistamos a Mariana Aróstegui, bióloga experta en la microbiota humana.
Tras pasar por una etapa laboral muy estresante, en la que adquirió malos hábitos, la salud de Mariana empezó a resentirse, lo que la llevo a estudiar nutrición y a formarse en el campo de la salud integrativa. «Se abrió ante mí una puerta increíble ya que descubrí que, a través de la alimentación y los hábitos de vida, podemos transformar nuestra salud. Sabía que eso me iba a permitir ayudar a muchas personas a mejorar su calidad de vida.»
Fue así como fundó Organically Mariana, un espacio donde acompaña a todo aquel que quiera cuidar de su microbiota y a adquirir hábitos de alimentación saludable. También forma parte del equipo de la clínica BMUM.

¿Sigues siempre una dieta equilibrada o te permites algún capricho?
Creo que todos deberíamos encontrar el equilibrio entre una dieta saludable para nuestro intestino y organismo, y la posibilidad de disfrutar de los placeres de la vida de vez en cuando. A mí me encanta comer bien, adoro los platos de puchero, las verduras en todas sus formas, los frutos secos y semillas, todas las frutas, cualquier producto animal de calidad, y eso es lo que como a diario. Ahora bien, de vez en cuando soy feliz con un buen vino, un buen queso y un buen pan, aunque no formen parte de mi dieta diaria.
¿Siempre has alimentado a tus hijos siguiendo una buena dieta sin procesados?
La dieta de mis hijos es lo más importante de todos mis quehaceres diarios. Sin duda doy altísima prioridad a su alimentación, porque de verdad creo que somos lo que comemos y sé que el desarrollo motor, emocional, cognitivo y emocional de mis hijos va a depender de los alimentos que llenen cada día su plato. En su alimentación invierto tiempo y dinero, porque sé que es lo más importante para ellos.
Como profesional de la nutrición, ¿cómo de esencial es una buena alimentación en el crecimiento de los niños?
Lo que les des de comer en sus primeros años de vida marcará el resto de su historia y de lo cerca o lejos que vayan a encontrarse de un estado de salud. Incluir mucha nutrición en cada comida es sin duda clave para que crezcan sanos y dar de comer a los microbios adecuados desde los primeros meses de vida. A través de una correcta alimentación les estaremos regalando salud metabólica, inmune, digestiva, hormonal y emocional.
¿Están directamente relacionados la alimentación con problemas de salud infantiles?
Muchos problemas infantiles vienen ya determinados por la genética y por los hábitos y salud digestiva de la madre que los ha gestado, pero es cierto que muchos otros vienen marcados por los hábitos de ese bebé desde el momento de su nacimiento. El tipo de parto, el tipo de lactancia, el entorno en el que se desarrollen, su cercanía a la naturaleza, su exposición a la medicación, son factores que también afectan. Pero eso sí, la alimentación es crucial a la hora de hablar de niños sanos o niños con problemas de salud.
Los niños requieren de multitud de nutrientes cada día para funcionar de manera óptima y para que su sistema inmune luche bien contra los microorganismos que generan infecciones. Los niños bien alimentados se defenderán bien de pequeñas infecciones y no necesitarán tomar antibióticos o medicación. Por el contrario, niños mal alimentados tendrán mayor predisposición a enfermar y a hacerlo durante más tiempo y con mayores consecuencias.

¿Qué consejos le darías a los padres y madres a la hora de alimentar a sus hijos?
El mejor de los consejos es que les den de comer solamente alimentos reales, es decir, verduras, tubérculos, frutas, frutos secos, algas, setas, semillas, cereales integrales, legumbres, carnes, pescados, huecos o mariscos. Que eviten a toda costa ofrecerles alimentos industriales, al menos en el día a día. Se trata, por tanto, de evitar las galletas y batidos en la mañana y sustituir por huevos, pan de calidad, aguacate, yogur o fruta, así como evitar postres industriales en las comidas principales o meriendas azucaradas basadas en bollería y chocolate. Los alimentos industriales infantiles están cargados de azúcares y aditivos y son pobres en nutrientes, por lo que son alimentos vacíos que solo les generan inflamación y desequilibrio en los microorganismos del intestino y les predispone a la enfermedad.
¿Qué intentas transmitir en tus talleres de nutrición y cocina?
Lo que más me gusta transmitir es que comer bien es fácil. En general vivimos todos con prisas y con poco tiempo para dedicar a la cocina, así que me gusta hablar de cambios fáciles, rápidos de implementar y que no lleven demasiado tiempo. Además, muchas personas creen que comer de una manera saludable significa estar a dieta o vivir restringido, pero a mí me gusta enseñarles que comer sano es comer rico. Esto es fundamental para que las personas que quieren cambiar hábitos los hagan sostenibles en el tiempo.
Para ti, ¿cuál es la principal causa de que una mala alimentación predomine en la sociedad?
Por mala alimentación entendemos aquella rica en alimentos preparados, ultraprocesados y azucarados, con baja presencia de alimentos reales.
Para mí es una mezcla de cuatro factores:
La comodidad. La industria pone a nuestra disposición multitud de alimentos ya preparados y listos para su consumo, evitando tener que cocinar y reduciendo mucho el tiempo que dedicamos a preparar alimentos.
Intereses industriales. Al fin y al cabo hay multitud de alimentos que se venden como saludables cuando realmente no lo son y no existe legislación que regule su publicidad.
El precio. Desgraciadamente, es más caro llenar el carro de la compra de alimentos de calidad, como buenos vegetales o productos animales de calidad, que llenarlo de cereales, galletas, zumos, panes, salsas, pizzas congeladas y otros preparados.
La adicción que este tipo de alimentos nos genera. Los alimentos industriales y ultraprocesados saben ricos y nos generan adicción. La mezcla de azúcar y grasa es sin duda alguna la combinación que más deseo nos genera y en muchos casos, nos lleva a comer más de lo que necesitamos, y encima de alimentos de mala calidad.
¿Mariana Aróstegui es partidaria de las dietas vegetarianas o veganas?
Creo que cada individuo necesita el tipo de dieta que le haga estar sano y potenciar su mejor versión. El mundo vegano tiene muchos beneficios para algunos, pero para otros es un generador de problemas. De hecho, el veganismo puede cursar con alteraciones microbianas importantes en el intestino o con un déficit nutricional importante si no se busca ayuda profesional.
Creo que, en este mundo súper explotado. Basar nuestra dieta en plantas y complementarla con raciones moderadas de animales de calidad es un buen enfoque para que nuestros hijos hereden un mundo mejor y más sostenible, sin que explotemos la ganadería y hagamos sufrir a los animales.
¿Cuáles son los beneficios más evidentes cuando alguien comienza a seguir una buena dieta equilibrada y saludable?
Mejor salud digestiva, más energía, mejor sistema inmune, más concentración, menos oxidación y envejecimiento, mejor memoria y agudeza sensitiva, mayor rendimiento físico y mental y mejor humor. En definitiva, cambios en todos los aspectos de su salud.
Ahora te has lanzado a la aventura de escribir un libro, ¿qué es lo que te impulsó a hacerlo?
La verdad es que llevaba tiempo queriendo escribir un libro, pero nunca he encontrado el momento, ya que al final la vorágine del día a día, entre niños y trabajo, no me da tregua. Un día me contactó mi editorial y me propuso este maravilloso proyecto con una fecha de entrega. Además, justo coincidía con que yo estaba embarazada de mi tercer hijo e iba a tener unos meses de postparto algo alejada del trabajo de consulta. Así que acepté el reto de criar a mi hija Sofía y escribir mi primer libro de manera simultánea. Fueron unos meses duros pero el resultado ha sido increíble y estoy muy contenta con las opiniones y críticas.

¿Qué podemos encontrar en tu libro “Cuida Tus Bacterias Prehistóricas”?
Mi libro es una guía practica para potenciar nuestra salud desde el intestino y es un repaso de los principales pilares que debemos cuidar para estar sanos. Hablo de dieta y salud digestiva, pero también de otros factores que nos enferman y que a veces no tenemos en cuenta, como son la ausencia de luz solar, el sedentarismo, el estrés o el exceso de la química de síntesis de nuestro entorno y nuestra comida.
Al final, el libro quiere recordarnos que somos animales y que hemos evolucionado en unas condiciones que han cambiado dramáticamente en las últimas décadas. Y los microbios que viven con nosotros y que nos generan multitud de beneficios, se están viendo acechados por nuestro estilo de vida moderna, lo cual nos predispone a enfermar