La llegada de un bebé a la familia es algo maravilloso que nos llena de alegría e ilusión. Al enterarnos que vamos a ser mamá y papá nos invaden muchísimas emociones y sentimientos que nos acompañan como pareja a lo largo de los nueve meses de gestación.

Unos meses emocionantes en los que vamos viendo y sintiendo cómo crece un nuevo ser en nuestro interior, cómo aumenta nuestra barriguita, esas miradas cómplices con nuestra pareja cuando vamos a las revisiones y nos dicen que todo va bien, cuando sentimos esas primeras pataditas y todas esas primeras veces que nos nutren el alma.

Pero también es uno de los momentos de la vida de una pareja en los que puede tambalear la relación, ya que una de las mayores dificultades a la que puede enfrentarse una pareja es ser padres. Ser mamá o papá en nuestros días es, sin duda, una cuestión de valentía y coraje. En el siglo XXI en el que vivimos tenemos un nivel de exigencia muy elevado, queremos ser grandes profesionales y además, queremos ser grandes padres para nuestros hijos, sin renunciar a nada.

La maternidad y la paternidad cambia nuestras prioridades

Tener un hijo hace que se tambaleen los cimientos de una relación. Pasamos de ser personas totalmente independientes, que con total libertad decidimos convivir con nuestra pareja, respetando nuestros tiempos, espacios y necesidades individuales. A tener, de repente, a una personita dependiente de nosotros las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año.

Dormimos mal, comemos regular, al mirarnos al espejo quizás no reconocemos a la persona que se refleja, dejamos de hacer esas cosas que antes tanto nos gustaban y nos nutrían por dentro… Un cúmulo de cosas que, unido a la revolución hormonal, hace que se resientan y tambaleen nuestros cimientos, que tengamos menos paciencia, menos empatía hacia nuestra pareja y menos delicadeza a la hora de comunicarnos, ¿verdad?

Por este motivo, es fundamental tener las bases bien instauradas, unos cimientos sólidos que sustenten nuestra relación de pareja, aún en esos momentos en los que podemos sentir que estamos al límite.

Es importante conocerse, conocernos, comunicarnos bien, intentar hablarnos siempre desde la calma, siendo conscientes de nuestras necesidades y las de nuestra pareja, aprender a pedir ayuda, y sobre todo, hacer equipo con esa persona maravillosa con quien decidimos compartir nuestra vida.

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Poner en común nuestras mochilas

Algo que deberíamos hacer mucho antes de ser padres, al iniciar la relación de pareja, es poner en común nuestros valores. Me encuentro en mi día a día a muchas parejas con desacuerdos a la hora de querer tener hijos o no, el número de hijos que queremos tener, si queremos crecer profesionalmente o por el contrario, dedicarnos a nuestra familia, la educación que queremos darle a nuestros hijos, los valores que queremos inculcarles… Es fundamental poner todos estos puntos en común para establecer las bases de nuestra familia, un lugar seguro al que poder volver cuando aparezcan las dudas, los miedos e incertidumbres a lo largo de la crianza y los cambios en nuestra relación de pareja.

Queremos lo mejor para nuestros hijos, no queremos que tengan nuestras carencias, que tengan un buen desarrollo y gestión emocional, que se sientan acompañados, arropados, una buena educación, que aprendan idiomas, que sepan tocar algún instrumento… Y al final, este grado de exigencia tan elevado nos hace tener estrés y frustración en muchas ocasiones.

Además de nuestras dos mochilas educativas diferentes, tenemos un montón de personas alrededor que nos dan consejos, por supuesto, siempre bien intencionados, pero no siempre acertados ni avalados por la evidencia científica, algo que nos genera inseguridad, dudas, miedos… que junto al estrés, la revolución hormonal y el tener por primera vez un pequeño o pequeña que nos necesita, puede ser un cóctel de relojería. Es más, dicen los estudios que en torno a un 65% de las parejas no supera el primer año de vida de su bebé, un dato escalofriante pero que no debe atemorizarnos, ya que siendo conscientes de ello y con las herramientas y recursos adecuados, podemos apostar por el amor.

Debemos apostar por el amor, por nuestra pareja, porque un bebé nos haga unirnos, nos haga sentir que somos personas especiales y sentir que podemos ser esos padres que necesita”. Ese bebé que vamos a tener entre nuestros brazos nos ha elegido como referentes, para acompañarle a lo largo de su vida, en su crecimiento y desarrollo, ayudándole a descubrir el mundo.

Debemos aprovechar este momento para trabajar todas aquellas carencias que quizás hemos tenido en nuestra infancia. Y crecer, crecer juntos, como personas, pareja, familia, en definitiva, como equipo. Debemos afrontar la maternidad y la paternidad como una oportunidad para volver a maternarnos de esas infancias que puede que tuvieran algunas carencias. Una nueva oportunidad de querernos un poquito más y mejor, conocernos, saber cuáles son esos puntos donde quizás no fuimos vistos, no fuimos sentidos, tenidos en cuenta y quizás se quedaron ahí como un pequeño punto que no sabemos muy bien cómo gestionar y ahora, al ser padres, podemos pulir desde otra perspectiva.

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Couple seated on wooden walkway, holding hands over children’s shoes. Original public domain image from Wikimedia Commons

Educar en Calma, también en la relación de pareja

Algo que me llena de alegría es observar como cada vez son más las familias que se unen a este cambio de mirada que tanto reivindico y merece la infancia.
Pero en muchas ocasiones me encuentro que para hacer una educación respetuosa con nuestros hijos, pisamos a nuestras parejas. Tengo que reconocer que yo también estuve en ese punto. Llegó un día en el que me descubrí siendo muy respetuosa con mis hijos pero muy poco con mi pareja, algo contradictorio y que se alejaba mucho de los valores que quería transmitirles.

En ese momento empecé a cambiar mi forma de aplicar todas las herramientas y recursos, integré lo que realmente es la educación respetuosa, esos principios y valores de los que ya nos hablaba María Montessori o Alfred Adler. Cuando integras el concepto de respeto, entiendes que debes ser respetuoso con todo el mundo y la pareja es la base de esa familia que quieres crear. “El cambio está en ti, en que te conviertas en la pareja con la que compartirías tu vida”. Comprender esto y aplicarlo no es fácil, es un cambio de mirada que requiere de mucho trabajo interior. Pero esto no va de cambiar a la pareja, el cambio es posible porque está dentro de cada uno de nosotros.

Nos centramos en la educación de nuestros hijos pero todos los recursos y herramientas las podemos aplicar a las diferentes áreas de nuestra vida, consiguiendo cambiar la mirada hacia el ser humano. Nuestra pareja también aprende gracias al modelaje. Ser nosotros la pareja que nos gustaría tener a nuestro lado hace que la otra parte se impregne de nuestra forma de ser y estar, influyéndoles de forma inconsciente, mostrándoles otra forma de hacer y solucionar las cosas.

Además de enseñarles a nuestros hijos un tipo de relación de pareja sin gritos, discusiones o conflictos de los que no se hablan, aprendiendo a resolver las diferencias desde una posición adulta, calmada y respetuosa. Seguir al niño, a la familia, a la pareja, tus necesidades y las suyas, encontrar ese equilibrio realmente es la clave de una relación satisfactoria, independientemente de los retos o dificultades con las que nos sorprenda la vida. Cuando somos capaces de empatizar con el otro, ver sus sentimientos, sus necesidades, valorarlas, tenerlas en cuenta, respetarlas, hacer que se sienta querido, escuchado, tenido en cuenta, es mucho más fácil conectar.

Es muy importante volver a conectar con esa persona que tiene las cualidades que nos enamoraron en su momento, que a veces pueden estar más apagadas, que podemos dejar de verlas, pero siguen estando. Y es algo que no es fácil, pero es posible con esfuerzo, constancia y trabajo diario para reforzar ese vínculo que nos mantenga unidos.

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Tiempo en pareja, una inversión de futuro

Lo que sembremos en nuestra relación es lo que vamos a recoger en un futuro. Cuando llegue el día en el que nuestros hijos vuelen, que llegará, y vuelvas a mirar a los ojos a ese compañero o compañera de viaje que seguirá estando ahí, la persona que te encuentres dependerá de cómo estéis gestionando ahora vuestra relación de pareja, pudiendo llegar a convertirse en un desconocido.

Es cierto que tras ser padres el tiempo en pareja se limita, muchísimo. Sin embargo, sigue siendo necesario tenerlo y disfrutarlo. ¿Cuánto tiempo en pareja deberíamos tener? El que podamos y necesitemos, no hay reglas fijas, pero no renuncies a él, es fundamental para recargar pilas y seguir siendo equipo.
Ser padres no es fácil, es una tarea compleja y continua, por lo que es normal que a veces nos sintamos agobiados y que lleguemos tan exhaustos a las diez de la noche que no tengamos ganas de hablar ni de mirarnos. Pero es importante no normalizar estos episodios y debemos dar prioridad a las cosas importantes, nuestra pareja, esa persona con la que decidimos formar nuestra familia, un ser maravilloso que nos enamoró.

Vamos a intentar quitar tiempo a los dispositivos electrónicos y dedicar esos minutos a nuestra pareja para que la relación se sienta favorecida y a su vez, nuestra familia también se beneficie de esta fortaleza. Tener un hijo te pone en una situación extrema y tener a tu pareja, a la que poder mirar, en la que poder sostenerte, da mucha tranquilidad.

Tu familia, tu pareja, tu parcelita de poder

Necesitamos hacer una pequeña burbuja en torno a nuestra familia, a nuestra pareja y con nuestro bebé para poder determinar cuáles son nuestras necesidades en este momento y atenderlas, sin escuchar las presiones, consejos y voces que nos dicen “lo que tendríamos que hacer”.
Aquí y ahora estáis vosotros, tenéis que reflexionar sobre esos valores que queréis darle a vuestros hijos, cómo queréis transmitírselos y sobre todo, ¿cómo vais a hacerle llegar todo el amor que sentís?¿Cómo vais a seguir cuidando vuestra relación de pareja?

Daros mucho aliento, mucha empatía, hacer y ser equipo en la práctica, ayudaros y apoyaros el uno en el otro cuando lo necesitéis, sin juicios, sin culpa.
Podemos hacer que la experiencia de la maternidad y la paternidad sea un momento agradable, compartido, que nos sume y no nos reste. Tienes ante ti la oportunidad de descubrir a tu pareja en una faceta totalmente nueva y ver un montón de características que quizás te hagan redescubrir a ese compañero o compañera de viaje, admirar nuevas cualidades que quizás antes no las habías visto como puede ser una paciencia infinita, su capacidad de sostén, de ser una persona empática, tener una creatividad brutal o un cariño y dedicación que nunca antes habías visto. Cuando ponemos foco podemos conseguir hacer las cosas de otra manera e ir cumpliendo con aquello que nos gusta, nos nace y nos hace ser coherente con nosotros mismos.

 

Recuerda que para cualquier duda o consulta que tengas puedes encontrarme en educarencalma.com y a través de las redes sociales en @educarencalma. Gracias por querer contribuir en el cambio de sociedad y el cambio de mirada que merece la infancia.

Elisa Molina es coach de familia, especialista en comportamiento infantil, comunicación eficaz y conexión familiar. Es la fundadora de Educar en Calma, donde podrás acceder a muchísimo contenido que te ayudará a educar a tu pequeño con libertad y responsabilidad, aliento, conexión, dignidad y ese amor incondicional que ya sientes por él. Accede a sus podcast, cursos y talleres, y descubre cómo la neurociencia puede ayudarte a educar mejor y disfrutar mientras educas a tus hijos con cabeza y corazón.
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