Hoy os proponemos una receta de lo más orgánica y saludable, pero lo mejor, buena para la salud. Olvidaos de todas esas pizzas que les encantan a los niños, os presentamos la alternativa perfecta. Una buena focaccia hecha en casa de la mejor manera.

Empecemos por la harina podéis elegir entre integral, de espelta o incluso de maíz libre de gluten.  Una vez decidáis el ingrediente con el que se hará la masa, lo siguiente es elegir de qué queréis vuestra focaccia, os recomendamos una de setas, con orégano, cebolla y muuuuucho queso parmesano. O una de berenjena, cebolla, rúcula y queso. Si los niños se están iniciando en las verduras, una focaccia hecha con verduras al horno es perfecta.

Aunque, si preferís hacer algo más típico, está la de jamón y queso (éxito asegurado) o la de tomates cherry con queso mozzarella.

Una vez hayáis hecho la selección de vuestros ingredientes, toca hablar de las proporciones. Lo ideal para 4 personas sería:

-250g de harina

– Un sobre de levadura (7 gramos)

– 160ml de agua templada

– 25 ml de aceite de oliva

– una pizca de sal gorda

y… ¡los ingredientes que queráis! (Mejor si son de temporada)

Lo primero que hay que hacer es mezclar la harina, la levadura y la sal en un bol. En otro ponemos el aceite y el agua templada. Cuando las dos mezclas estén hechas, mezclamos todo en un mismo bol y amasamos con las manos.

Hay que amasar hasta obtener una masa elástica, pero no pegajosa.

Tras esto, hacemos una bola con la masa que dejamos reposar durante una hora en un lugar con temperatura ambiente. Al de una hora precalentamos el horno a 200 grados y una vez esté caliente, metemos la masa en una bandeja con papel de horno extendiéndola y dejando más o menos 1cm de grosor.

Por último, hay que pinchar un poco la masa e ir colocando los ingredientes que hayamos elegido. Dejamos reposar durante 20 minutos a 200 grados, y, ¡listo!

Una manera sencilla y rápida de hacer una buena cena, aperitivo o comida y de qué los peques empiecen a tomar verduras.